28 abr 2008

Claudio Lozano y el rol de la Participación popular en la distribución de la riqueza

(LPR, Moreno). – Hace unos días anticipamos la participación de Claudio Lozano en Moreno. Invitado por Proyecto Sur, inauguró una serie de encuentros de reflexión política, refiriéndose a la relación entre participación popular y distribución de la riqueza.

El reconocido economista de la CTA, en una charla realizada el pasado 15 de abril, permitió reflexionar acerca de la necesidad de profundizar procesos de democratización en el modelo de Estado actual. Inició su alocución adelantando su conclusión. Enfatizando en el año 2001 como un punto de quiebre, aseguró “que es muy difícil entender que lo que sucedió antes fue un proceso de fuerte participación popular. No me refiero solo a los momentos culmines del 19 y 20, sino que todo el año 2001 fue el proceso de participación popular, en diferentes momentos”. Así recorrió las reacciones populares durante todo ese año y el siguiente.

Sin embargo, había ciertas limitaciones en ese proceso: “Del mismo modo que a esos años es importante recordarlos por el cuestionamiento al sistema, también apareció un problema, uno que se sigue arrastrando, acerca de la construcción política y la participación popular. No teníamos una herramienta política que nos permitiera hacernos cago de la situación existente y poder conducir el rumbo de la Argentina hacia la resolución de los problemas que en todo caso, había que resolver. El 2001 nos mostró toda la potencia de la movilización popular y el limite de una herramienta política que no existía, y que hacia falta”.

Una serie de cuestiones centrales necesitaban una rápida resolución y que, desde la visión de Lozano, no se han modificado: “Lo que no nos permitieron es replantear un conjunto de situaciones que hoy siguen tan presentes como antes: la desigualdad, la exclusión y la pobreza; el funcionamiento en cuanto a los problemas de distribución de la riqueza y los ingresos en la Argentina. Si tomamos el intervalo entre los años 2003-2007 (gobierno Kirchner), de cada 100 pesos nuevos generados en el país, el 30% más rico se quedó con 62 pesos; el 70% restante se tuvo que arreglar con $38; y el 40 más pobre con apenas $12. Lo que quiero decir con esto es que hubo efectivamente crecimiento económico, pero que este crecimiento se concentró de manera brutal, produciendo un fenómeno de crecimiento desigual” Mientras tanto, el proceso de sobreexplotación y saqueo de los recursos naturales siguió su curso, incluso acentuándose: “Se afianza el modelo sojero, tema que dio que hablar en la crisis del sector agropecuario en estos últimos tiempos, que implica un proceso de despoblamiento del campo argentino, ya que la mano de obra necesaria es muy reducida (1 persona cada 500 has. mientras que la economía agropecuaria familiar ocupa 35 personas cada 100 has.). También eleva el tamaño medio de explotación en el campo, con lo cual a las PyMes se les complica resolver con suficiencia la producción para nivelar su unidad económica. También expande la frontera agropecuaria, desmontando el norte argentino y el hábitat, generando crisis profundas en comunidades aborígenes que van desapareciendo producto de lo que obtenían del ambiente no lo puede obtener mas”.

"Estos procesos de saqueo productivo acompañando la desigualdad social nos indican que si bien la argentina efectivamente se ha recompuesto en términos de actividad económica desde el fondo del pozo en el que se encontraba a mediados del año 2002, lo ha hecho en el marco de un modelo que se asienta en dos bases fundamentales: por un lado la desigualdad y por otro su carácter fuertemente extractivo y depredador sobre la base de recursos naturales de nuestro país; la Argentina se come el futuro en lugar de tratar de construirlo” Tres ejes, son entonces, centrales para la sociedad argentina: distribución de la riqueza, protección del hábitat y el medio ambiente y participación popular.

En palabras de Claudio Lozano, “aparece la necesidad de plantear la desigualdad, los recursos naturales, la democratización, temas que estaban afuera del discurso electoral. No aceptamos la trampa de que en nombre de los derechos humanos no tenemos que hablar de los otros temas que afectan al país. Tampoco aceptamos que para confrontar con lo que estaba ocurriendo había que entrar en sociedad con los sectores de derecha.

En un mundo laboral donde el 70% de los trabajadores no está formalizado (en blanco), no se resuelve el problema de la distribución del ingreso con políticas de salario mínimo o de convenios colectivos que le llegan al menos del 20% de los trabajadores. Hacer de cuenta que eso no existe es darle la espalda a la realidad.

También se debe avanzar en el proceso de reconstrucción del Estado, revisando el modelo privatizador, recuperando el control público sobre los recursos naturales, sobre todo el petróleo”.

Democracia Participativa

Para el proyecto que representa Lozano, que tendrá su exposición en la Constituyente Social, la participación y protagonismo de todos los sectores es necesario para la transformación social. “Es necesario democratizar la democracia, no hay forma de resolver los problemas de la argentina si no construimos herramientas que permitan que la sociedad opine y decida, garantizar que los trabajadores se puedan organizar al interior de los establecimientos privados, cosa que hoy no pueden hacer, solo el 12% de los establecimientos privados del país tienen cuerpos de delegados electos por los trabajadores; si no cambiamos esa situación, la capacidad de controlar el poder económico es mucho más complicada. Lo primero que hay que democratizar es la construcción política, por eso es tan importante el proceso de participación popular en la construcción política.

No es solo nuestro objetivo ocupar el estado existente, también hay que hacerlo, pero ni siquiera es lo más importante. Lo que estamos obligados a aceptar es que la construcción política debe ser capaz de crear en cada territorio, en cada localidad, en cada barrio y en cada sector, las herramientas que no tenemos para que la sociedad intervenga. La práctica política es mucho más amplia que la electoral. Implica recuperar la experiencia de miles de organizaciones populares que están trabajando pero no tienen un ámbito de construcción de estrategia común.”

De este modo, este tipo de encuentros nos obligan a romper con falsos esquematismos. Mientras los discursos políticos intentan imponer que repensar el modelo político es volver al pasado, o volcarse a la “derecha”, es posible imaginar una transformación social que no necesariamente tenga que ver con una alianza con los sectores de la oposición al gobierno de tinte más liberal. Otro modelo de Estado, otro uso de los recursos naturales y otra distribución de la riqueza se está discutiendo. La propuesta es construir un plan político que pueda asegurar crecimiento con igualdad, soberanía y participación popular, y el aporte de Claudio Lozano va en ese sentido.