Hace unas semanas, el actual presidente envío un proyecto de ley donde se vendía parte del patrimonio de la empresa petrolera estatal (PeMex) a inversores privados. Frente a esta iniciativa, diversas organizaciones sociales lanzaron una Consulta Popular en 11 estados mexicanos consultando a unos 870000 mexicanos y mexicanas.
El porcentaje que se opuso al proyecto presidencial fue contundente, 86%. Las preguntas realizadas a los consultados(as) fueron concretas y abordaron la cuestión: ¿Usted está de acuerdo o no que en esas actividades puedan participar empresas privadas?; ¿Usted está de acuerdo o no con que se aprueben las iniciativas relacionadas con la reforma energética que se debaten actualmente en el Congreso de la Unión? Esta iniciativa resultó un duro revés para el gobierno y los sectores interesados en la renta petrolera.
En nuestro país, desde que el FRENAPO realizó la campaña por el seguro de empleo y formación (año 2001) , no se realizan consultas masivas a nivel nacional. En nuestra región, el Movimiento por la Carta Popular siguió el mismo camino para construir una propuesta junto a la comunidad. ¿Qué pasaría si la política fuese construida desde los deseos y la participación comunitaria? ¿Por qué será que los gobiernos niegan sistemáticamente la opinión y la consulta a los sectores populares? Lo sucedido en México no es un hecho aislado, es un hito más de un proceso de participación popular que está creciendo en toda América Latina.