(LPR, CABA).- Sabe, como alguna vez ya expresó, que, desde su cargo en el COMFER, está librando “la madre de todas las batallas”. Sin embargo, y escudado en la experiencia que le dan sus años de formación, militancia y docencia, Gabriel Mariotto se muestra tranquilo. Y, si bien esa serenidad puede convertirse en el mayor de los apasionamientos cuando defiende la propuesta de la nueva Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual, el hablar pausado, pensando antes de cada respuesta, parece ser uno de sus rasgos constitutivos.
La Posta Regional - Más allá de la importancia que reviste en sí mismo el proyecto de ley, ¿Cuál es el valor que le otorgás al hecho de que, antes de su llegada al Legislativo, pueda debatirse sobre ello, haya foros, discusiones y demás?
Gabriel Mariotto - La importancia del debate es fortalecer el proyecto que el Ejecutivo diseñó para consideración de toda la sociedad. En la medida en que ese proyecto tenga una mirada crítica y honesta de todos los sectores de la sociedad, se va a enriquecer. Está en la capacidad del Ejecutivo, entonces, asumir esas propuestas para que, justamente, se enriquezca el proyecto que va a ir al Congreso. Y después, bueno, queda esperar otro debate, con mucha fortaleza, en el Congreso.
LPR - ¿Se sabe cuándo finalmente la Ley va a llegar al Congreso?
GM - Siempre hubo preocupación por eso. Pero nosotros tenemos preocupación por que el debate se lleve adelante con la profundidad que merece. La pregunta que yo me hago es: “¿Si el proyecto ya va al Congreso, y se aprueba, sin participación de la ciudadanía, no va a carecer de una pata importante, que es la legitimidad que da el conocimiento y la responsabilidad que le otorga al proyecto el ciudadano que participa?”. Entonces, a mí se me ocurre que un proyecto que estuvo vedado a la discusión durante 25 años, previo paso por el Congreso, necesita de una instalación muy fuerte en la sociedad. Por eso, no entiendo un debate parlamentario sin participación de la ciudadanía, y esta participación ya empezó hace unos días y esperamos que camine por toda la patria, que se tome conocimiento del proyecto, que se hagan los aportes, y después dirá el Congreso.
LPR - ¿Cómo se va a hacer para difundir estos foros?
GM - Bueno, hay comunicación, desde el Estado, informando los foros, y hemos tenido buenas experiencias en Resistencia y en Posadas. Esperemos que éstos sigan potenciándose, aunque, lamentablemente, no vamos a tener la cobertura de los medios que no quieren que este tema se trate. Pero, contra la desinformación, militancia y comunicación oral. La comunicación oral es imparable, la discusión directa en nuestra mesa, nuestro hogar, nuestro barrio, en el bondi, la verdulería, eso sirve, porque eso genera un compromiso que es imposible de orientar por una operación de otro modo.
LPR - Usted habló de caminar la patria, de Resistencia, de Posadas, recorrió pueblos. A veces, para la gente que vive en Buenos Aires se torna difícil entender las dimensiones que ciertos problemas pueden tener, y todo se hace más patente yendo al Interior. En ese sentido, ¿Qué cambios en la vida cotidiana puede traer la sanción de la ley en los pueblos del Interior, en San Juan?
- Si estás en una provincia de la “Argentina profunda” podés escuchar, las 24 horas, una radio que se genera en Buenos Aires. Entonces, esta Ley va a decir: “Señores, sólo el 30 por ciento de la programación que usted emite puede ser generada por otra emisora, y tiene que producir el 70 por ciento de producción propia”. Así, se le da voz a tu ciudad, se le da trabajo a tus operadores, locutores, periodistas, fotógrafos, maquilladores, actores. Así, se percibe una Argentina federal, que en comunicación está faltando. Hoy, el pozo de la ciudad de Buenos Aires está en todos lados.
LPR - ¿Y cómo se financia esa producción, especialmente en lugares alejados, sin muchos recursos?
GM - Nosotros tenemos políticas de incentivo para la producción local. Pero, de todas formas, no sólo hay que pensar la comunicación como un hecho comercial, sino también como un servicio. En los pueblitos donde no es “rentable” una visión de comunicación, hay cooperativas, que no buscan fin de lucro, y esas van a poder emitir también. Producir en radio no es tan oneroso, y producir en TV sí es un poco más caro. Pero seguramente las televisoras no van a estar en un pueblito de 100 casas, para eso hay políticas de repetidoras y demás. Lo que importa es que, ahora, una ciudad del Interior del país, no va a poder tener una red de fibra que reproduzca el 80 por ciento de las transmisiones de Buenos Aires.
LPR - Por último, y teniendo en cuenta la repercusión que esta propuesta de ley ha tenido en sectores de la oposición, ¿Estás tomando esto ya como una batalla? ¿Y, en el caso de que así sea, cuándo la considerarías ganada?
GM - No, no. No es batalla, y acá no gana nadie ni pierde nadie. Gana la sociedad argentina si puede vivir con una Ley de la democracia. La Ley de la Democracia es un capítulo importante para una vida racional, y en comunidad, de todos los argentinos. La gran virtud de este debate es que se está instalando en toda la sociedad, y este debate excede cualquier coyuntura. Es el debate que la sociedad argentina está esperando desde hace 25 años, y por eso la opinión de un dirigente o un ciudadano no hace a la necesidad de un pueblo, de debatir las leyes de la democracia en su propio sistema.
Audios de la Entrevista
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La Posta Regional - Más allá de la importancia que reviste en sí mismo el proyecto de ley, ¿Cuál es el valor que le otorgás al hecho de que, antes de su llegada al Legislativo, pueda debatirse sobre ello, haya foros, discusiones y demás?
Gabriel Mariotto - La importancia del debate es fortalecer el proyecto que el Ejecutivo diseñó para consideración de toda la sociedad. En la medida en que ese proyecto tenga una mirada crítica y honesta de todos los sectores de la sociedad, se va a enriquecer. Está en la capacidad del Ejecutivo, entonces, asumir esas propuestas para que, justamente, se enriquezca el proyecto que va a ir al Congreso. Y después, bueno, queda esperar otro debate, con mucha fortaleza, en el Congreso.
LPR - ¿Se sabe cuándo finalmente la Ley va a llegar al Congreso?
GM - Siempre hubo preocupación por eso. Pero nosotros tenemos preocupación por que el debate se lleve adelante con la profundidad que merece. La pregunta que yo me hago es: “¿Si el proyecto ya va al Congreso, y se aprueba, sin participación de la ciudadanía, no va a carecer de una pata importante, que es la legitimidad que da el conocimiento y la responsabilidad que le otorga al proyecto el ciudadano que participa?”. Entonces, a mí se me ocurre que un proyecto que estuvo vedado a la discusión durante 25 años, previo paso por el Congreso, necesita de una instalación muy fuerte en la sociedad. Por eso, no entiendo un debate parlamentario sin participación de la ciudadanía, y esta participación ya empezó hace unos días y esperamos que camine por toda la patria, que se tome conocimiento del proyecto, que se hagan los aportes, y después dirá el Congreso.
LPR - ¿Cómo se va a hacer para difundir estos foros?
GM - Bueno, hay comunicación, desde el Estado, informando los foros, y hemos tenido buenas experiencias en Resistencia y en Posadas. Esperemos que éstos sigan potenciándose, aunque, lamentablemente, no vamos a tener la cobertura de los medios que no quieren que este tema se trate. Pero, contra la desinformación, militancia y comunicación oral. La comunicación oral es imparable, la discusión directa en nuestra mesa, nuestro hogar, nuestro barrio, en el bondi, la verdulería, eso sirve, porque eso genera un compromiso que es imposible de orientar por una operación de otro modo.
LPR - Usted habló de caminar la patria, de Resistencia, de Posadas, recorrió pueblos. A veces, para la gente que vive en Buenos Aires se torna difícil entender las dimensiones que ciertos problemas pueden tener, y todo se hace más patente yendo al Interior. En ese sentido, ¿Qué cambios en la vida cotidiana puede traer la sanción de la ley en los pueblos del Interior, en San Juan?
- Si estás en una provincia de la “Argentina profunda” podés escuchar, las 24 horas, una radio que se genera en Buenos Aires. Entonces, esta Ley va a decir: “Señores, sólo el 30 por ciento de la programación que usted emite puede ser generada por otra emisora, y tiene que producir el 70 por ciento de producción propia”. Así, se le da voz a tu ciudad, se le da trabajo a tus operadores, locutores, periodistas, fotógrafos, maquilladores, actores. Así, se percibe una Argentina federal, que en comunicación está faltando. Hoy, el pozo de la ciudad de Buenos Aires está en todos lados.
LPR - ¿Y cómo se financia esa producción, especialmente en lugares alejados, sin muchos recursos?
GM - Nosotros tenemos políticas de incentivo para la producción local. Pero, de todas formas, no sólo hay que pensar la comunicación como un hecho comercial, sino también como un servicio. En los pueblitos donde no es “rentable” una visión de comunicación, hay cooperativas, que no buscan fin de lucro, y esas van a poder emitir también. Producir en radio no es tan oneroso, y producir en TV sí es un poco más caro. Pero seguramente las televisoras no van a estar en un pueblito de 100 casas, para eso hay políticas de repetidoras y demás. Lo que importa es que, ahora, una ciudad del Interior del país, no va a poder tener una red de fibra que reproduzca el 80 por ciento de las transmisiones de Buenos Aires.
LPR - Por último, y teniendo en cuenta la repercusión que esta propuesta de ley ha tenido en sectores de la oposición, ¿Estás tomando esto ya como una batalla? ¿Y, en el caso de que así sea, cuándo la considerarías ganada?
GM - No, no. No es batalla, y acá no gana nadie ni pierde nadie. Gana la sociedad argentina si puede vivir con una Ley de la democracia. La Ley de la Democracia es un capítulo importante para una vida racional, y en comunidad, de todos los argentinos. La gran virtud de este debate es que se está instalando en toda la sociedad, y este debate excede cualquier coyuntura. Es el debate que la sociedad argentina está esperando desde hace 25 años, y por eso la opinión de un dirigente o un ciudadano no hace a la necesidad de un pueblo, de debatir las leyes de la democracia en su propio sistema.
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